lunes, 12 de diciembre de 2011



Noche de luces distantes que alumbran la madrugada,
la lluvia sobre la calle, y en tu carita empapada.
De negro como la noche canta la chica, sentada...
canciones que me alegraban me duelen, ahora, en el alma
y surgen en el recuerdo de quien quiso, y quizá, te ama.

El frío no se notaba, caminando, vibrantes, por las calles…
voces y risas blancas, tan como el alba, radiantes.

Canciones en un garito, que mil anhelos acompañan
surcando la madrugada, y las miradas, desenfocadas,
pues no existían ni la pena del ayer ni la del mañana.
Tan sólo la noche húmeda que disimulaba las lágrimas.
Tan sólo la calle larga, y nada más que las almas.

El frío no se notaba, caminando, vibrantes, por las calles…
voces y risas blancas, tan como el alba, radiantes.

En las calles, las gentes de Madrid y el calor que se evapora,
mezclando nuestros alientos con miradas de moro y mora.
Y el húmedo frío que quiere entrar en nuestro cuerpo...
mientras vivimos caminando bajo la noche de lluvia eterna
y nosotros no le dejamos, que se vaya, que huya el invierno.
Por aquellos a los que amamos, vete lejos, muy lejos, pena...

Y el frío no se notaba, caminando, vibrantes, por las calles...
voces y risas blancas, tan como el alba, radiantes.

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