jueves, 15 de diciembre de 2011


De la vez en que te amé aprendí que tu corazón no es de nadie,
que tu luz pertenece a todos, como alumbran las luces de la tarde
Pero que puedo yo hacer, cuando sólo quiero querer a lo imposible…
¿Es malo, querer abrazar la luz que irradia más allá de la calle oscura?

De la vez en que te amé comprendí que jamás podré tenerte conmigo.
Por eso tan sólo quiero, y escribo… palabras que siento. Y digo:
¿Qué mas hay después de un amanecer perfecto en una playa perdida,
tan lejos del tiempo y de la realidad, que cualquier temor se desafía…?

Una vez te amé y recordé sensaciones de un futuro de luces en el agua
que reflejaban palabras susurradas por el viento, y miradas de deseo.
Y tu luz se fue de mi, pero no los sueños de estrellas sobre playas lejanas
Porque cuando te perdí, tu oscuridad se quedó conmigo, y aún la siento.

Como una noche fría sobre una playa de arenas mecidas por el viento.
Aún te siento más allá de cualquier momento, caminando por la playa...
eres la voluntad del susurrante viento que canta alegre y con melancolía,
una sirena perdida cuyo involuntaria alegría me aprisionó en su canto.

Un día volveré a la mar de la que surgen mis sueños, para buscar tu cuerpo
en lo profundo. Me sumergiré en tus sueños. Y ya nada importará, pequeña.
pues abriré los ojos al suave sabor salado del rozar de un primer beso…
cuerpos cálidos en la arena tibia calentada por el sol de una tarde perfecta.

Y aprendí que no poseo lo que siento, sino tan sólo sólo mis sueños...
Tan sólo lo que escribo refleja aquí mismo que te quiero, y por eso, lo sé.
Sé que es verdad que te quiero...

No hay comentarios:

Publicar un comentario