sábado, 31 de diciembre de 2011

Entrada 4

Saymon comienza a hablar, pero cuando te quieres dar cuenta y sales de tu ensimismamiento, ya te has perdido las primeras palabras...

–… así que de algún modo, es lícito que te hagas "ciertas" preguntas. Tu nombre, por ejemplo, Nieve… Crees que te lo pusieron por lo blanca que es tu piel, pero esa no es toda la verdad. –Mientras habla camina pausadamente de un lado a otro de la mesa, pero de pronto se para, arrastra una silla, se sienta frente a ti y te mira de forma penetrante. Afuera bandadas de copos de nieve empiezan a arreciar contra las ventanas, produciendo ese ruido sordo tan característico de tu hogar… "tu hogar".

–Lo cierto es que no sabemos quienes fueron tus padres. ¿Comerciantes, exploradores imprudentes, espoleados a la locura por la falta de recursos para sus artes mágicas…? Sí, eso fueron, seguramente… Pero yo sí se una cosa. Se lo debes todo a Knox. No, él no es tu verdadero padre. Pero fue él quien te encontró, aquel día, abandonado en la nieve. Los últimos rescoldos de una hoguera eran lo único que los mantenía a raya a ellos… tu padre no los podía ver, pero sus ojos te acechaban en la oscuridad, más allá de la linde del bosque cercano. 

"Los demonios blancos", piensas, con cada vez mayor angustia. Y el viejo soldado parece comprender lo que piensas con su mirada fría, acerada e inteligente…
>>Un carromato helado, tan congelado como el caballo lanudo muerto junto a los cuerpos de los que debieron de haber sido tus verdaderos padres.- Escuchas como quien lee un cuento sobre otra persona, sin acabar de entender que lo que dice el hombre se refiere a ti– Mi hermano… no, no hagas preguntas. Aún no. –Te dice– Tu padre se encontró esa escena. Nunca antes se había alejado tanto de Nivenwayr, y nunca jamás volvió a caminar tan lejos buscando su buena leña. Y bien que le decíamos que no se alejara tanto él solo, el muy osado, y orgulloso, ¡e imprudente!… pero aquel día el destino le puso en tu camino, Nieve. Y hoy vives, aquí, con tu familia adoptiva, gracias a aquel aciago día. Porque aunque afortunado para ti, fue aciago para este pueblo. Porque nunca antes desde aquella noche los demonios blancos se habían acercado tanto a Nivenwayr. No más que en los cuentos de lumbre de las ancianas.
>>Consiguió escapar contigo, apenas un bebé, porque conocía el camino hacia el túnel más próximo como la palma de su mano. 

Una portezuela de una de las ventanas de la cocina choca contra el cristal, y te saca de tu ensimismamiento. Consigues desviar la mirada de los ojos del viejo Saymon. Estás aterrada. No quieres que lo note y te levantas, abres la ventana y cierras la portezuela, asegurándola bien. Una ventisca llena tus brazos de nieve, pero no sientes frío. Al contrario, agradeces la frescura de los copos en tu piel. El ambiente empezaba a resultarte cargado.

–¿Por qué ahora, hoy… por qué? ¿Por qué no antes, por qué no otro día? –le sueltas cuando te vuelves a sentar enfrente de él.
–Si te digo la verdad, joven Nieve, yo se lo dije siempre. Desde el primer día le dije que debía volver al gran desierto blanco y abandonarte allí a tu suerte. –Dice, haciendo una pausa como esperando tu reacción a esas palabras. Su frialdad te sobrecoge. –No hay un por qué. Toda historia tiene un principio, y estaba escrito que la tuya comenzara hoy, supongo. Tu padre ha cometido varios errores en su vida. El más importante has sido tú. Y el otro ha sido no saber mantenerse al margen de la política de este lugar. –Dice, remarcando la palabra lugar haciendo un movimiento de arco con el brazo.
–¿Política?
–Sí, jajaja, –se ríe y acaba tosiendo aparatosamente, hasta congestionarse. tanto que crees que le va a ir mal, pero francamente, no te apena nada.
–Maldita ventisca –sigue hablando, cuando se recupera–, nos merecemos algo mejor que "esto" ¿no crees, chico? –quizá son imaginaciones tuyas, pero por un momento crees que escupe la última palabra buscando provocarte–. En fin, da igual, da igual. El caso es que ahora tú eres el problema. Eres nuestro mayor problema. El pasado ha venido a reclamarle a mi hermano lo que le arrebató a quien tenía que haber dejado en paz. Abrígate. El consejo de ancianos se reúne ahora mismo en la Sala de la Torre. Y es por ti.





viernes, 30 de diciembre de 2011

Entrada 3

Poco a poco, sin necesidad de haberlo pactado, todos van desapareciendo de la cocina y te quedas a solas con aquel a quien tu padre ha llamado Saymon. Este acerca un cuenco de madera con gachas humeantes a la mesa y te invita a sentarte. Le miras hosco. Estás tensa de rabia. Sentimientos negativos acumulados durante mucho tiempo de pronto estallan en tu voz, y no tanto por el volumen como por el tono amargo y siseante con el que escupes tus palabras:

–Sé quien eres. En este pueblucho todo se sabe, ¿te crees que soy tonto, eh? Tú eres el que se encarga de administrar las Levas del rey, y has venido aquí para llevarme contigo a ese mundo horrible porque mi padre ya no me soporta más en esta casa. Se avergüenza de mi –le miras de hito en hito para ver cómo le afectan tus palabras, pero el hombre te devuelve la mirada impertérrito–. Siempre me ha considerado un bicho raro, y no veía el momento de deshacerse de mi.

Seguirías, pero de pronto te das cuenta de que el tal Saymon tiene la expresión de alguien que tiene todas las cartas buenas en su mano, y de que tú sólo juegas a echar faroles y a dar palos de ciego. Te vuelve a señalar el cuenco de desayuno, mientras dice:
–No seas así con tu padre, muchacho. No sabes realmente nada de su vida. Y desayuna. Te espera un día muy duro.
Tienes ganas de llorar, pero no le darás a tu interlocutor ese placer. Te mantienes obstinadamente lejos del desayuno. Es lo único que se te ocurre para mostrar tu contrariedad con la situación.
–Que no se nada de su vida, ¡JA!, que bueno… lo que me faltaba por escuchar en esta mierda de nuevo día. Sé lo suficiente. Sé que es un mago artesano frustrado que sólo sirve para cortar leña, y no me hace falta saber nada más, salvo que tiene menos que ver conmigo que el día con la noche-dices.
–En eso último tienes razón –te responde.
En ese momento dejas de pensar en responder de forma airada a cualquier cosa que salga de la boca de ese Saymon y cambias en un segundo de estrategia. Te callas. De pronto, quieres escucharle.

Como quiera que el hombre sigue impasible, apoyado con los brazos cruzados en el borde de la mesa, te sientas a desayunar, para darle a entender que escuchas. Sin embargo, no abre la boca hasta que te terminas todo el cuenco. Finalmente lo haces.
–En "algo" tienes razón- dice, y te mira –no eres hijo de tu padre.

Se oye un pequeño golpe detrás de una de las puertas de la cocina. Pero tú sólo eres consciente de las palabras que acaba de pronunciar el guerrero.

Entrada 2

–¡Nieve, Nieve, despierta, des…! oh, ah, ¿Estás despierta? –te pregunta tu hermana, parándose en la puerta. Sabe de toda la vida que no te gusta que la gente entre en tu habitación si no eres tú quien les invite a ello.
–Sí, estoy despierto, oh dioses, eso creo… sí ¿lo estoy?  –murmuras, no pudiendo evitar una ligera sonrisa a pesar de tu aturdimiento, al ver la cara de tu hermana ante el panorama de encontrarte tirada en el suelo, peleándote con las sábanas.

–Eh… Pa-padre quiere que bajes…  –parece dudar en la puerta, y antes de darse media vuelta hacia la escala de madera crees ver algo brillando en su carita. 
No puedes evitar sentirte turbada, sin saber muy bien por qué… algo te agarrota el estómago. Una intuición muy fea…Y te das cuenta de que hoy prefieres quedarte ahí arriba, en tu pequeño cuarto en la buhardilla, iluminado por los primeros y temblorosos rayos de luz de bronce, filtrándose por la pequeña cortina de la redonda ventana.
Te sientas de rodillas en la cama y miras al otro lado, restregando el cristal con la manga. Afuera hace frío. Mucho frío. Siempre es así en Borealis. La vida es fría. Todo es frío. Y encima hoy está muy nublado. Enseguida los primeros rayos desaparecen, dejando tu habitación tan en penumbras como lo está tu corazón, ahora mismo. 

Suspiras, te quitas el camisón y te enjuagas la cara con agua tibia en la palangana de resquebrajada cerámica que reposa en la mesita que sobresale de la gruesa pared de troncos de madera. Cada noche, antes de acostarte (a no ser que haga un frío extremo, algo por otro lado nada inusual), apagas la runa de calor, como te han enseñado, para ahorrar energía mágica. El agua aún mantiene algo de ese calor cada mañana. 
Contemplas tu pálido rostro en el pequeño espejo, también mágico, encima de la palangana. En Borealis todas las pequeñas cosas que hacen el día a día de un invierno sin fin algo un poco más llevadero son mágicas. Magia rudimentaria, sencilla y cotidiana, magia de artesanos de runas, que saben copiar y ejecutar los trazos que encierran los pequeños poderes que hacen posible la vida diaria… O así es como te han enseñado en la escuela.
Cuando te apartas para secarte no puedes evitar reparar en tu cuerpo… Ese secreto que nadie fuera de tu familia conoce y que te hace diferente a cualquiera que tú conozcas… ¿Por qué eres así? Sería tan fácil… ser chico, o ser chica. Pero tú no eres ni una cosa ni otra, o eres, en potencia, las dos cosas a la vez…
¿Por qué no tener ombligo, por qué tu extrema palidez, por qué tu indefinición sexual? Por qué no saber qué es lo que eres... o quién eres realmente. Por qué sentirte un monstruo.

Cuando terminas de descender la escala de madera que sube a la puerta de la buhardilla que hace las veces de tu habitación, te diriges a la cocina. La cocina, con su gran chimenea de piedra, es la sala principal de la casa, donde hacéis la vida en común. Tus padres, una tía, un hermano, un primo y tu hermana pequeña. Es un lugar en el que tu presencia ha sido algo cada vez menos habitual a medida que ibas creciendo y encerrándote en tu propio mundo. Tanto que a veces te sorprende tener algún amigo. En realidad te sorprende que alguien quiera tener algo en común contigo. Tú no eres de este sitio. No perteneces a este mundo. Lo sabes. Lo intuyes tan profundamente, como cuando sueñas que más allá de Invierno hay tierras desconocidas donde el frío es sólo un cuento.
En la cocina todos te están esperando. Te molesta mucho ser el centro de tanta atención, y lo saben… ¿Por qué te está mirando todo el mundo así?


–Nieve, hija... TE VAS. Dentro de un ciclo. Era conveniente que lo supieras YA. Este es Saymon. Él te lo explicará mejor que yo.


Tu madre se vuelve hacia la ventana, y finge mirar  más allá. Tu padre abandona lentamente la estancia, y el resto miran casi todos cabizbajos a sus desayunos, sin saber qué decir.
Lo sabías… de algún modo, lo sabías. Y te sientes caer.


miércoles, 28 de diciembre de 2011

Las Torres de Borealís

NOTA PREVIA:

A lo largo de esta historia interactiva comprobarás que la acción se narra casi siempre en segunda persona. Esto es así porque este no es un libro cualquiera. Es un libro mágico, en el que pueden ocurrir las cosas más insospechadas. Además, el género cambiará aleatoriamente, (problema que no existe en el idioma inglés, pero sí en el castellano), entre femenino y masculino, al referirse la historia al sujeto de esa segunda persona de la narración. Esto tendrá pronto su explicación en el desarrollo de este cuento.
Ahora, compañero, o compañera, ya puedes empezar a  leer. Que lo disfrutes... Pero no digas que no se te advirtió...


Muahahahahaha! ... ... ... Un retumbante sonido de truenos se adivina en las luces que crepitan en el distante cielo...




De azul susurraba el viento
palabras de nieve y hielo
azul como el frío cielo,
como es el árbol, azul...

Vagabundo del laberinto
un joven sin capa de nieve
vio al pájaro del destino,
volar en el cielo verde…

Y en el negro de la noche
brilla rojo un reproche
la luz de un enorme orbe,
sobre la mar, amarilla…

(Canción popular)



Caes. Más allá de donde puede abarcar tu mirada, no hay nada. Deberías sentir miedo, pero llevas tanto tiempo cayendo que poco a poco esa sensación ha ido sustituyéndose en tu interior por otra de creciente curiosidad.  Porque has perdido todo sentido del tiempo, y eso, es raro en ti.
Los colores se mezclan en una amalgama oscura que te envuelve, e intentas gritar, pero de nuevo, no crees  que sea ya  por miedo,  sino para experimentar algo diferente. Para reclamarle al sueño que te deje ir, porque sabes que es un sueño. Lo has tenido tantas veces…
Sueñas que caes, una vertiginosa carrera vacía y sin sentido, hacia ninguna parte… hasta que, los colores vuelven al mundo, pintando formas salidas de tus recuerdos, acompañadas de risas, de voces, de gritos y susurros ¿conocidos?…
Olores de cielos rosados que saben a vino y miel, a especias, y el tacto de refugios de seda en las yemas de tus dedos. Intentas agarrarte para frenar tu caída, y te deslumbra una luz.

Despiertas sentada a los pies de tu cama, con el edredón enredado en torno a tu cuerpo.


(Continuará)

sábado, 24 de diciembre de 2011

Y hoy me imagino bailando contigo
mientras tocamos el cielo, este valls
Me veo corriendo a tu lado un domingo
en el que no importe más que el cariño

Y giras y giras,  y yo contigo, y tu pelo
oscuro como la noche hondea al viento
tu pelo, y tú juegas  a esconderte, y ríes...
Y viviré más allá de los días que terminen.

No me sugieras siquiera que no quiera
vivir más allá de este día, es mi osadía
es mi rebelde deseo verte pasado este día.
Es mi continuo desvelo, y mi dulce agonía.

Y hoy te imagino sonriendo a la noche,
tan lejos de mi y de mis sueños, pequeña…
Pero me has dado tanto, un día, una era,
que mi corazón se alegra, se agita y vuela.

Y giro y giro y tú conmigo, y tu mirada
oscura como la noche otea intrigada…
no busques más esta noche, vida mía
descansa, ríe y canta. Quedan más días…

viernes, 23 de diciembre de 2011

Por qué estas palabras que se me escapan
y no vuelven, cuando vuelan las promesas…
quise darte tanto, que buscando qué darte
tan sólo palabras acudieron a mi garganta.

Palabras de fuego y palabras de agua.
¿Dónde estaban las bromas espontáneas?
Las perdí en el camino, en la alta montaña.

Pero de aquel viaje traigo este pasaje:

En la oscuridad nació una estrella, grande,
de luz de sonrisas y mirada de negra plata.
bello lucero del alba, que en el alba ardes
y reflejas estelas en el mar hacia tu morada.

Dame tu brújula, capitán para llevar esta nave…
Pues perdí la luz de la estrella en el agua.
Dame el timón, capitán, todavía no es tarde…
Pues donde vi la estela tan sólo oscuridad.

Abres los ojos, se levanta el telón de la vida,
se abren tus bellas pestañas a un nuevo día.
¿Dónde está la oscuridad? tan lejos, tan fría,
muy distante, y tardía. Y miras a la ventana
y la luz de la mañana que ilumina tu cama,
tu edredón de dibujos de olas y de barcas…

Por qué estas palabras que se me escapan
y no vuelven, cuando vuelan, con tristeza…
Quise darte tanto, navegando una tarde.
tan sólo tus ojos acudieron a mi mirada...

Te arropé con palabras surgidas de cuentos.
te regalé un edredón que fabriqué con sonrisas
el olor de un desayuno y el eco de tus sueños…

domingo, 18 de diciembre de 2011

La blanca nieve te sigue esperando mientras danzas,
mientras vives y sueñas los días desde tu ventana…
oscuras y bellas historias que releeremos mañana.

Tiempo antes de que nazca la primera flor del almendro
mis esculturas bailarán contigo en tu lejano encierro.
Sabrás que estoy a tu lado cuando la sientas cayendo…

Siente que vuelvo contigo cuando los copos graviten
cuando cantes, cuando ames, y las lágrimas brillen,
seguiré despierto al otro lado de la noche, mientras ríes.

Aunque no te vea, ni te lea, yo te sueño, te sueño tanto…
sueño que vuelvo a encontrarte y que acaricio tu llanto
sueño que vuelvo a la vida cuando me roza tu encanto.

La blanca nieve te sigue esperando mientras danzas,
mientras vives y sueñas los días desde tu ventana…
Y yo te sigo observando, feliz, mientras ríes y cantas.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Viviendo en la madrugada, pintamos luces con tizas.
Viajamos hacia el futuro, en autobuses de fantasía...
Sensaciones tan fugaces que no recuerdas el vivirlas.

Hay, no dura lo bueno cuando estás en buena compañía,
y que sólo te parece el mundo sin el eco de sus risas,
cuanta gente y toda extraña, se cruza contigo deprisa.

Y te duermes imaginando memorias de cosas recién vividas
Y despiertas, aún todo oscuro, intranquilo, y claro, miras...
Está todo bien, ella bajo la noche, ya descansa tranquila.

Si está todo bien, ¿por qué algo en mi corazón se agita?
porque quizá siento una noche menos, una señal perdida.
Sueños, venid, no os marchéis, que los corazones palpitan.

jueves, 15 de diciembre de 2011


De la vez en que te amé aprendí que tu corazón no es de nadie,
que tu luz pertenece a todos, como alumbran las luces de la tarde
Pero que puedo yo hacer, cuando sólo quiero querer a lo imposible…
¿Es malo, querer abrazar la luz que irradia más allá de la calle oscura?

De la vez en que te amé comprendí que jamás podré tenerte conmigo.
Por eso tan sólo quiero, y escribo… palabras que siento. Y digo:
¿Qué mas hay después de un amanecer perfecto en una playa perdida,
tan lejos del tiempo y de la realidad, que cualquier temor se desafía…?

Una vez te amé y recordé sensaciones de un futuro de luces en el agua
que reflejaban palabras susurradas por el viento, y miradas de deseo.
Y tu luz se fue de mi, pero no los sueños de estrellas sobre playas lejanas
Porque cuando te perdí, tu oscuridad se quedó conmigo, y aún la siento.

Como una noche fría sobre una playa de arenas mecidas por el viento.
Aún te siento más allá de cualquier momento, caminando por la playa...
eres la voluntad del susurrante viento que canta alegre y con melancolía,
una sirena perdida cuyo involuntaria alegría me aprisionó en su canto.

Un día volveré a la mar de la que surgen mis sueños, para buscar tu cuerpo
en lo profundo. Me sumergiré en tus sueños. Y ya nada importará, pequeña.
pues abriré los ojos al suave sabor salado del rozar de un primer beso…
cuerpos cálidos en la arena tibia calentada por el sol de una tarde perfecta.

Y aprendí que no poseo lo que siento, sino tan sólo sólo mis sueños...
Tan sólo lo que escribo refleja aquí mismo que te quiero, y por eso, lo sé.
Sé que es verdad que te quiero...

lunes, 12 de diciembre de 2011



Noche de luces distantes que alumbran la madrugada,
la lluvia sobre la calle, y en tu carita empapada.
De negro como la noche canta la chica, sentada...
canciones que me alegraban me duelen, ahora, en el alma
y surgen en el recuerdo de quien quiso, y quizá, te ama.

El frío no se notaba, caminando, vibrantes, por las calles…
voces y risas blancas, tan como el alba, radiantes.

Canciones en un garito, que mil anhelos acompañan
surcando la madrugada, y las miradas, desenfocadas,
pues no existían ni la pena del ayer ni la del mañana.
Tan sólo la noche húmeda que disimulaba las lágrimas.
Tan sólo la calle larga, y nada más que las almas.

El frío no se notaba, caminando, vibrantes, por las calles…
voces y risas blancas, tan como el alba, radiantes.

En las calles, las gentes de Madrid y el calor que se evapora,
mezclando nuestros alientos con miradas de moro y mora.
Y el húmedo frío que quiere entrar en nuestro cuerpo...
mientras vivimos caminando bajo la noche de lluvia eterna
y nosotros no le dejamos, que se vaya, que huya el invierno.
Por aquellos a los que amamos, vete lejos, muy lejos, pena...

Y el frío no se notaba, caminando, vibrantes, por las calles...
voces y risas blancas, tan como el alba, radiantes.

sábado, 10 de diciembre de 2011

De pronto todo termina
en el fin del mundo todo se disipa
todos los recuerdos, todos los deseos
se alejan de aquí.

Pero yo elijo vivir
aunque el mundo acabe así.

Tan solo un día para el final
entre la gente te busco,
un recuerdo, un desierto, una rosa
un sueño, un bosque plagado de sombras…

Grandes señores luchando batallas
magos sin nombre dibujando mapas
hombres de ciencia cruzando fronteras
un punto azul perdido en las estrellas

Volveremos a recordar
nuestro punto azul
verás, ven a bailar...

Ya pronto todo termina
en el fin del mundo todo se disipa
todos los recuerdos, todos los deseos
me alejan de ti.

Pero yo elijo soñar
aunque el mundo acabe mal.

Cinco minutos para el final
entre la gente te busco,
un recuerdo, un desierto, una rosa
un sueño, un bosque plagado de sombras…

Tengo razones para creer…
en el destino, en mañana, en tu mundo
en el próximo lunes, un cuento que empieza
y nunca termina.

Si tan sólo fue un sueño, fue tan bello…

Cinco minutos para el final
entre la gente te busco,
un recuerdo, un desierto, una rosa
un sueño, un bosque plagado de sombras…

En tan sólo un minuto el fin del mundo.

Volveré a encontrarte
por allí donde vuelan los dragones
nos veremos de nuevo, 
bajo cielos azules de otro soles
Hasta cuando despiertes, 
viviré en este mundo, hasta entonces.



Me enamoré de ti en aquel instante
en que leí que podrías hacerlo siempre
Cada día, cada hora, volver a imaginarte
pequeños paisajes de fantasía, inertes...

Me enamoré de ti sin darme cuenta
siguiendo un pequeño pájaro azul
que volaba perdido un día de primavera
Y qué rima con azul, con azul rimas tú...

Me enamoré de ti y fue sin remedio,
telarañas oscuras susurraban: "fuera"
pero al querer liberarte para que volaras
quedé enredado en las telas negras

Me enamoré de ti y yo quería verte
pues no hay antídoto en toda la tierra
que pueda hacerme olvidar tu mente
aquel instante en que dijiste siempre.




jueves, 8 de diciembre de 2011

En las estancias del basto vacío que me absorve
maduro escuchando cien mil trompetas de oro
que anuncian cada rey, cada orbe, cada trono
cien mil negras nubes de lluvia en el horizonte

Fuegos fatuos que beben en copas de bronce
en mesas de plata que vibran bajo las estrellas
ocultas en florestas, de rosas y madreperlas
En las estancias del basto vacío que me absorve

Basto vacío de caminos de pétalos crepusculares
yo te sigo en la noche, mi pequeño pájaro de fuego
tu luz es mi camino, mas te pierdo y no te tengo
ya no te veo porque, aunque lo intento, es sueño.

Y despierto de pronto del sueño oyendo de noche
al viento que agita gasas que bailan en la ventana,
mas ya no recuerdo aquel sueño tan breve, nada.
En las estancias del basto vacío que me absorve

El fulgor de un recuerdo del sueño me espanta,
mas giro raudo en la cama un poco desorientado,
y veo un paisaje de montes que vibran al oro lado
Es tu pecho que respira, dulce perfil en la ventana.
Por qué no lo hago, si me juego tanto
un frío en mi ser mi voluntad anula
y fugaces se buscan las miradas, y no hay nada...
Por qué no lo dices, dilo, sólo llanto
un dolor de ayer en la noche oscura
y fugaces se buscan las miradas, y no hay nada...
Por qué no te olvido y sigo caminando
un fulgor futuro algo bueno augura
y fugaces se buscan las miradas, y no hay nada...
Por qué no te miro si te quiero tanto
Y fugaces se buscan las miradas...

domingo, 4 de diciembre de 2011


Y sólo me quedarán los espacios blancos y negros para poder soñar entre ellos
sólo el tiempo y solo yo, dibujando las memorias de mis anhelos con los dedos…

Sólo la luz de una estrella distante que aún recordaré durante el último día de frío.
Cuando todo se desvanezca a mi alrededor, sonreiré por el calor de un recuerdo...

Los últimos días del frío invierno.

Y en la última hora tocaré una canción con los sonidos del viento de primavera
que deslumbre al universo por última vez con el eco de un tiempo que regresa…

Pintaré la oscuridad con mis recuerdos, los últimos días del frío invierno.

domingo, 31 de julio de 2011

‎"Gris tierra, oscura y sedienta
torres resquebrajadas, rotas,
en mi viejo cuaderno de notas
colecciono recuerdos ya viejos,
ramos de sensaciones marchitas
entre los que asoma una rosa roja

Llegó caminando en el viento,
sed de fuego en su garganta,
luz de luna en su mirada...
cabalgaba en el rocío
un unicornio de crin negra
con risueña cara de plata.

Desde un castillo perdido
de más allá de los sueños
llegó caminando en el viento
por el camino olvidado,
y verdes brotes esmeralda
brotaron en el cemento.

Trajo en su voz los sonidos
del aire, el sol, la mar y tierra
el recuerdo verde de la era
de los dragones negros,
cuando los ángeles cantaban
las canciones de las esferas.

Y todos la miraban, absortos
donde pisaba, por el camino
de enredadera y espino
que conducía a la morada
destartalada, viejo hogar
de un rey sabio y dormido.

"¿Eres tú, la portadora de la risa,
la Traedora, señora de la profecía,
de la luz y el color de la alegría?"
Preguntó el viejo rey ya despierto,
viejo rubí rojo sangre en su corona,
a la dulce oscuridad que sonreía.

"No se si soy quien tu dices, viejo
rey, pero te traigo este presente,
consérvalo contigo, por siempre…"
Y dicho esto se fue ella, se fue,
marchó de nuevo, el sol de la tierra.
Y aún hoy la recuerdo, en mi mente…

Gris tierra, oscura y purulenta
de altas torres destruidas,
en mi viejo cuaderno, sin tinta
colecciono recuerdos ya viejos,
ramos de sensaciones marchitas
entre los que asoma una flor extinta...

en mi mano rojos pétalos de sangre,
y el sordo repiqueteo de mi corazón
en el firmamento, la luz de una pasión
que se salta veloz en el pecho…
Es ella, es su presente, es su recuerdo,
Cierro el libro al llegar a tu estación.

Y una nueva estación, mientras tanto…
Es ella es su presente, es su recuerdo,
y el paisaje se transforma en sueño,
árboles azules bajo cielos ultramar
surcados por bandadas de dragones
que retornan llevados por el viento.

Más ella ya no está, tan sólo el verdor
de su ida por los caminos yermos
anuncia sus pasos en el gris cemento.
Rubí que no eres joya sino sangre,
sangre de un dragón viejo y olvidado
que perdió su forma en el tiempo.

"Toma el rojo rubí", dijo el Mago,
"el cristal de sangre que te adorna
a ti y a toda tu estirpe, tu corona,
y arrójalo y viértelo en mil gotas
de sangre en el instante indicado
cuando la última luz se rompa."

Y nada ya resta en el mundo más
que la ardiente oscuridad del corazón
de un renacido y moribundo dragón
pues cuando la última gota se filtre
tu forma recobrarás, y todo perderás
y nada recordarás… otra estación.

y así el viejo rey desplegó sus alas,
y voló bajo en busca del verdor
un dragón en el cielo y una flor
una rosa en un libro, y el libro
perdido, en el amanecer del mundo
oscurecido tras el último fulgor.

Te escucho en mis sueños de alas
agitadas por la esperanza de la luna,
esfera de plata naciente que susurra
al mundo el camino que ella toma
y al fin la encuentro en lo profundo
profundamente dormida en su urna.

Alegre canción de luna que agita
mi esperanza de su luz de plata,
del aliento que al cristal exhala,
dulce carita de plata y labios rojos,
como la sangre que se me pierde
cada instante vertida de mis entrañas

Ella despierta y me mira, de hito en hito
"he vuelto a ti por fin, con mi último aliento
mi señora, mas vida que darte ya no tengo
pues me ha costado tantísimo encontrarte…"
Y el dragón se posa a los pies de ella,
de la luz de su luna, con gran estruendo.

Y estación tras estación vivieron juntos
en las páginas marchitas de este libro viejo
cuyo final se desdibuja cual basto secreto
guardado en un cofre dentro de un arcón
dentro de una cámara profunda y oscura
custodiada por un enorme dragón negro.

Gris tierra, penumbra iluminada,
la luz de la luna vuelve al mundo
al verdor de un valle profundo,
misterios renacidos en cada curva,
cada ciclo, cada estación del camino,
un niño olvidado que murió de adulto…

En forma de dragón murió bajo el cielo
negro, tras el largo viaje, el dragón negro
proteico muro de escamas de hierro
exangüe, titánico reptil de extinto fuego…
derrumbado a los pies de su señora,
ligados ambos por un canto eterno.

Susurrante cántico matamórfico
canción de una rosa marchita y vieja
que en versos de plata se expresa,
la lengua del tiempo pasado que retorna
preñado de recuerdos y de sueños…
las lágrimas recorren su piel tensa.

Dulce pájaro de fuego, ave fénix,
leyenda del dragón plateado...
redes de fuego del pasado
de un tiempo más allá del tiempo
en una tierra verde, luminosa...
por el cariño de un dragón enjaulado

Y el día que vino la muerte
le dijo el mago, su captor,
"Vete, de la noche cae el velo
Te dejo libre, no te merezco,
corre, entre mi suelo y tu cielo.
Y la luna se fue caminando…

Se fue caminando en el viento
sed de fuego en su garganta,
luz de luna en su mirada
cabalgaba en el rocío
centauro de piel negra
con risueña cara de plata

Desde un castillo perdido
de más allá de los sueños
llegó cabalgando en el viento,
para llevar la luz al mundo,
una esperanza perdida
en los compases del tiempo.

El joven mago en la joya
su roja sangre en la corona
y esta en el rey con su rosa
Rosa que es remembranza
de los días de luz de plata
en un viejo cuaderno de notas.

Dragón de plata, dragón negro
luna del cielo en la noche fría
eclipse de sol en oscuros días,
llega la estación de la mañana
dos reyes, por un instante se miran...
y en el asiento una rosa ¿que sonreía?"